La ClaseMedia en tiempos de Macri


9 meses lleva ya el gobierno nacional que dirige Mauricio Macri y muy pocas han sido las medidas favorables a la economía domestica, al bolsillo de la gente “de a pie”; más bien se ha realizado una tremenda transferencia de recursos de los sectores bajos y medios hacia el capital concentrado beneficiando a la burguesía local y a las empresas trasnacionales. Esto sucedió mediante nuevos cuadros tarifarios, exención o reducción de retenciones, valorizaciones sectoriales a partir de decisiones de funcionarios con acciones en las empresas beneficiadas y promociones comerciales (algunas increíbles como la eliminación del gravamen a las bebidas espumantes y a ciertos autos de alta gama) entre otras medidas que terminan configurando un gran cuadro confiscatorio. Es decir que durante este corto lapso los ricos se han hecho más ricos y los pobres más pobres. Pero… y los del medio?

En un contexto de desarticulación social como el actual, con una combinación perversa entre inflación y recesión, caída del consumo, deterioro de grandes ramas de la actividad productiva, inversiones que no llegan, segundo semestre peor que el primero, entre otros varios males diversos, las clases medias han sufrido una fragmentación típica de un escenario político económico como el actual donde las ideas neoliberales se combinan con los intereses corporativos de quienes detentan el gobierno. Ante esta situación a algunos integrantes de las clases medias les ha ido muy bien, a otros les va igual, a unos cuantos mal y a muchos muy mal.

Antes de entrar en detalle de los bienes y los males hagamos una apretada definición de quienes integran las clases medias, mas allá de que algunas encuestas revelan que más del 60% de los argentinos dice pertenecer a estas clase, bien podemos decir que abarca, analizando  el plano ocupacional, a profesionales, docentes, comerciantes, cuadros técnicos de la industria y los servicios, empleados administrativos, entre otros (Luzzi y del Cueto)

Dicho esto y siguiendo la definición dada  vemos como, por las medidas que mencionábamos más arriba, quienes han sido perjudicados son los pequeños productores autónomos, comerciantes, trabajadores especializados , cuadros técnicos ligados al modelo anterior, docentes y, finalmente empleados administrativos y de comercio asalariados. Mientras que el grupo de quienes se han visto beneficiados, más reducido, corresponde a las llamadas clases de servicio, dado que se trata de ocupaciones en las que se ejerce autoridad o bien se controla información privilegiada. Esta franja estaría conformada por las élites planificadoras, los sectores gerenciales y profesionales y los intermediarios estratégicos. En suma, franjas que protagonizan trayectorias de ascenso social beneficiadas por una mejor articulación con las nuevas estructuras del modelo económico actual (Luzzi y del Cueto). Incluso hay algunos que siguen igual: perdieron con algunos recortes pero ganaron con las exenciones o viceversa y vienen empatados.

Uno de los indicadores mas practicos para observar el cambio de situación tiene que ver con  el consumo. Al registrarse una merma en el ingreso a partir de la depreciación salarial generada por la devaluación provocada por “sinceramiento” económico y al encarecerse los bienes y servicios por la inflación y la indexación de tarifas; aunque también hay casos donde directamente el jefe de familia ha perdido su puesto de trabajo, todos los aspectos de la organización de la vida cotidiana y de las relaciones familiares ligados a lo económico son puestos en cuestión y obligados a una adaptación al nuevo contexto. Ocurrido esto, nulo el ahorro, hay una restricción familiar, en el consumo, que se vuelca a aquellos productos de demanda inelastica como  comestibles y medicamentos, menguando la compra de  productos de demanda elástica como los bienes durables y servicios de todo tipo. Esta disminución del consumo afecta a otros pares de la propia clase media como comerciantes y proveedores de diferentes servicios por lo que el plano recesivo desarrolla un espiral descendente  donde todos los actores de la clase media van dejando de comprarse entre si y ayudan a la perdida de ganancia del resto.

Una vez más, como ya ocurriera con gobiernos anteriores pero sobre todo luego de la dictadura del 76 y la década menemista, las clases medias han sufrido una gran fragmentación e incluso un empobrecimiento que no calcularon a la hora de votar en primera vuelta (en el ballotage las opciones en cuanto al modelo económico eran similares) para buena parte de ellas, según lo que también expresan Luzzi y del Cueto, la expectativa de movilidad social ascendente, tradicionalmente constitutiva de su identidad como grupo social, ha dejado de marcar el horizonte: el desafío principal ya no es progresar, sino evitar la caída.404894